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jueves, 17 de julio de 2014

Sentir


Sentir,
el ocaso de las mañanas
en la temprana brisa de los agostos venideros,
sin nada...sin el azul de una lágrima viva.

Han manchado mi nombre,
el aire de mis insomnios,
las oscuras golondrinas
que volvieron y ya nunca volverán,
y esa eternidad volcánica cansada de mí.

Es triste el silencio,
más aún es más triste la palabra no sentida,
el verbo no escuchado,
los sueños burlados, lo diminuto de mi persona.

Sentir...
quizás debería aprender a vivir sin sentir.

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